domingo, 16 de agosto de 2009

Una propuesta y un baño vacío


A tres rones baratos y un tequila les debo el impulso. Doce cuarenta y recibí la propuesta que muy a mi pesar me ganó una sonrisa, de las que tengo que esconder para fingir madurez y esconder la estupidez . Esa sonrisa...la última vez que la vi en mi, fue a los diez años cuando estaba escondida en la azotea a punto de mojar a una pobre vecina que venía de comprar la leche.


Si, no, si, no, si, no, si.......rodeada de buenos amigos y temas vanales, me ganó la aventura. Y sagitario sagitario, así como soy dije "vamos". Las rodillas me temblaron , pero las sometí y me levanté con la vista fija en un cuarto de metro por metro. Después de dos segundos estaba ahí parada con cara de indecente extendiendo la mano (la cuál no sentía por cierto) para tomar la manija caliente de ese -no lugar-. (Tendría que debatir con Augé si es del todo cierto que los baños son espacios del anonimato vacíos de experiencias sentimentales)


Entré y prendí la luz, estaba oscuro sin embargo. El peso de lo que estaba a punto de hacer hacía de ese cuarto -con un espacio cuestionable- un lugar sin dimensiones. Escuché dos golpes. Abrí la puerta. Antes que él, entró un olor a Hugo Boss y a Bacardí mi fetiche por excelencia...y mi sensatez aprovechó para salir corriendo. Estuvo bien, me hubiera estorbado.


Y así, ese y otros cuartos oscuros y ajenos se tornaron en refugio de imprudencias e instintos. Mi sensatez seguía los mismos patrones, ya sabía como funcionaba, yo abría la puerta y ella salía corriendo discretamente, así es ella, mañosa.


Me convertí en una experta observadora de -no lugares- potencialmente lugares. Perfeccioné mi corporalidad y mi señas al mismo tiempo que mi capacidad de interpretar las de él: una sonrisa , tres halagos, un mano en mi cintura , latidos irregulares y manos nerviosas...


Terminé intercambiando mi intelecto por visceralidades. Me hice adicta a mi droga favorita hasta hoy: lo que no esta permitido, lo que sabe a libertad, el amor vivido en una de sus expresiones más puras e intensas para mi, la complicidad.

Ojos de sal

De ojos color tierra, brotan lágrimas cadentes e incongruentes, son mares y desiertos. Los ojos de sal brillan todos los días cuando sale el sol, reflejan esperanza y observan serenos los efectos del perdón. Los ojos de sal saben a sal pero huelen dulce , son esferas translúcidas como ventanas. Si te asomas ves otoños en un sólo iris...